INSTITUCIÓN EDUCATIVA DEPARTAMENTAL IPEBI
FILOSOFÍA
“La importancia del conocimiento en el hombre
actual”
PRESENTADO POR:
Angie Lorena Chávez Sabogal
PREGUNTA PROBLEMA
¿Cómo la
importancia del conocimiento puede influir en el desarrollo y los cambios
abismales que experimenta el hombre postmoderno?
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Se hace
preocupante al ver como el hombre postmoderno cambia su forma de adquirir el
conocimiento y su manera como lo practica.
Lo que nos lleva a saber cómo es que el
hombre puede manejar el conocimiento de una manera aceptable y así lograr un
buen resultado en su desarrollo desde los diferentes aspectos sociales.
HIPÓTESIS
Lograr los cambios que pueda experimentar
el hombre posmoderno en los diferentes aspectos sociales presentes en su diario
vivir, por el desarrollo correcto de su conocimiento con la necesidad de
ampliarlo y ponerlo en práctica como medio de transformación.
JUSTIFICACIÓN
Este proyecto se realiza para aprender
acerca de la importancia del conocimiento en el desarrollo de la vida del
hombre, etapas y cambios que experimenta.
Con el fin de lograr en el hombre
postmoderno u avance de su conocimiento con elementos como el estudio que nos
adquiere la mayoría de conocimiento encontrando la forma de experimentarlo y
hacerlo útil.
OBJETIVO GENERAL
Dar a conocer la importancia del
conocimiento en el desarrollo y en los cambios que experimenta el hombre
actual.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
·
Identificar la importancia de la
tecnología como forma de adquirir conocimiento (en el conocimiento).
·
Evidenciar
la importancia del conocimiento en el diario vivir del hombre.
·
Informar
de nuevas formas de adquirir conocimiento en el hombre actual.
·
Determinar
la diferencia entre el hombre actual con conocimiento y el hombre actual sin
conocimiento.
ESTADO DEL ARTE
Tesis doctoral
Enrique España Ramos
2008
Buenos Aires
La tradición positivista está muy
arraigada en los científicos. Esta tradición introdujo el método
hipotético-deductivo como eje del proceso de obtención de conocimiento. De ahí
la creencia instalada que toda Tesis debe comenzar con una Hipótesis.
Las ciencias sociales primero, y la
gestión después parten de la premisa que el proceso de conocimiento comienza
con la ignorancia, con un problema, el cual debe ser precisamente descripto
para guiar el proceso de investigación. El objetivo de la investigación no es
demostrar ni falsar, sino describir el problema y solucionarlo proceso que
Cooperrider y Srivatsva (2007) re-denominan “indagación valorativa”, y que la
hipótesis surge al final del trabajo investigativo, cuando el problema deja de
serlo.
Para abordar con provecho el estudio de la metodología científica es
necesario situarse, previamente, en el contexto en que ésta adquiere su
sentido. La metodología, como veremos más
adelante, no
es realmente una ciencia, sino
un instrumento dirigido a validar y a hacer más eficiente la investigación científica. Esta, a su vez, es la actividad que
alimenta un singular tipo de conocimiento, la ciencia. Por
tal razón no es posible estudiar la metodología como disciplina si no se posee
una comprensión mínima sobre ciertos problemas relativos al conocimiento en
general y a la ciencia en particular.
A este objetivo dedicaremos en consecuencia
los dos primeros capítulos de esta obra: revisaremos aunque muy sucintamente algunos conceptos y nociones básicas
del complejo campo filosófico que suele llamarse epistemología, o
teoría del conocimiento, procurando dar una perspectiva razonada del conjunto
de la materia que tratamos. De este modo esperamos que los problemas
metodológicos que se desarrollan más adelante se comprendan mejor en su
auténtico significado y puedan estudiarse con menor dificultad.
En nuestra vida cotidiana, en el trabajo,
los estudios o la constante interacción social, adquirimos y utilizamos una
inmensa cantidad de conocimientos, tan variados como el universo mismo: sabemos
cual es la llave que abre la puerta de nuestra casa y cómo cambia el semblante
de la persona que amamos, aprendemos cuantos electrones orbitan en un átomo de
helio o la fecha en que fue fundada nuestra ciudad. El conocimiento se nos
presenta como algo casi natural, que vamos obteniendo con mayor o menor
esfuerzo a lo largo de nuestra vida, como algo que normalmente aceptamos sin
discusión, especialmente cuando lo adquirimos en la escuela o a través de
medios escritos de comunicación.
Pero en algunas
ocasiones, o con respecto a ciertos conocimientos, percibimos que las cosas no
son tan simples, que hay afirmaciones discutibles o sencillamente falsas.
Encontramos que, en una conversación cualquiera o en una polémica determinada,
hay aseveraciones que tienen diverso valor, que son más o menos confiables que
otras y que dicho valor depende en
buena medida del modo en que se
ha llegado hasta ellas. Esto puede ocurrir, por ejemplo, cuando descubrimos que
una persona relata hechos que no ha tenido ocasión de comprobar o cuando
comprendemos que se han sacado inadvertidamente conclusiones erradas, ya sea
por haberse confundido los términos de un problema o por basarse en datos
incompletos, aproximados o directamente equivocados.
Si reflexionamos
sobre estos casos encontraremos que es posible hacerse una pregunta, una
pregunta tal que cambia por completo nuestra actitud ante los conocimientos que
tenemos:)cómo sabemos lo que sabemos? podemos inquirir )en qué nos basamos para afirmar o
para aceptar una determinada afirmación? )
Cómo sostener que algo es verdad, por ejemplo, si no hemos podido comprobarlo
directa y personalmente, o si tenemos sólo una información parcial al respecto?
Y más todavía, aun cuando nuestros sentidos parezcan indicarnos claramente una respuesta) podremos siempre estar seguros de lo que
vemos, oímos y sentimos? Porque el sol parece girar alrededor de nuestro
planeta, y sabemos que eso no es cierto, la materia presenta un exterior
inerte, y sin embargo está cargada de una tremenda energía, las personas
afirman que han hecho esto o aquello, pero pueden estar confundidas o faltar a
la verdad.
Al llegar a este
punto podemos entonces vislumbrar que existe un problema alrededor de lo que es
el conocer, el saber algo acerca de los objetos que nos
rodean o de nosotros mismos. Y este problema radica en que la verdad no se
muestra directa y llanamente ante nosotros, sino que debe ser buscada más o
menos activamente por medio de un trabajo indagatorio sobre los objetos que
intentamos conocer. Todo conocimiento supone un cierto esfuerzo para adquirirlo
y este esfuerzo puede ser hecho de una manera más o menos completa o efectiva.
Surge entonces una
primera distinción que es preciso resaltar y tener siempre en cuenta: no
debemos confundir una afirmación respecto a un hecho o a un objeto, con el
proceso mediante el cual se ha obtenido tal conocimiento, es decir, que nos ha
permitido llegar a dicha afirmación. En otras palabras, aquello que dice un
profesor o que dice un libro o un periódico digamos.
Investigación científica
José Rincón
2002
Cali
La ciencia es una
vasta empresa que ha ocupado y ocupa una gran cantidad de esfuerzos humanos en
procura de conocimientos sólidos acerca de la realidad. Tratar de elaborar una
definición más precisa sería tarea evidentemente ardua, que escapa a los
objetivos de estas páginas. Pero interesa señalar aquí que la ciencia debe ser
vista como una de las actividades que el hombre realiza, como un conjunto de
acciones encaminadas y dirigidas hacia determinado fin, que no es otro que el
de obtener un conocimiento verificable sobre los hechos que lo rodean.
Como toda actividad humana, la labor de los científicos e investigadores
está naturalmente enmarcada por las necesidades y las ideas de su tiempo y de
su sociedad. Los valores, las perspectivas culturales y el peso de la tradición
juegan un papel sobre toda actividad que se emprenda y, de un modo menos
directo pero no por eso menos perceptible, también se expresan en la producción
intelectual de una época el tipo de organización que dicha sociedad adopte para
la obtención y transmisión de conocimientos y el papel material que se otorgue
al científico dentro de su medio.
Considerando estos factores será preciso definir a la ciencia como una
actividad social y no solamente individual, para no correr el riesgo de
imaginar al científico como un ente abstracto, como un ser que no vive en el
mundo cotidiano, con lo que perderíamos de vista las inevitables limitaciones
históricas que tiene todo conocimiento científico.
Entrando más de
lleno en la determinación de las características principales del pensamiento
científico habremos de puntualizar que éste se ha ido gestando y perfilando
históricamente por medio de un proceso que se acelera notablemente a partir de
la época del Renacimiento. La ciencia se va distanciando de lo que algunos
autores denominan a conocimiento
vulgar", Nos referimos a Bunge, otros a conocimientos práctico" y otros Ael mundo del manipular";
Al igual que la filosofía, la ciencia
trata de definir con la mayor precisión posible cada uno de los conceptos que
utiliza, desterrando las ambigüedades del lenguaje corriente. Nociones como las
de crisis económica", vegetal" o estrella", por ejemplo, que se
utilizan comúnmente sin mayor rigor, adquieren en los textos científicos un
contenido mucho más preciso. Porque la ciencia no puede permitirse designar con
el mismo nombre a fenómenos que, aunque aparentemente semejantes, son de
distinta naturaleza: si llamamos crisis"
a toda perturbación que una nación tiene en su economía sin distinguir entre
los diversos tipos que se presentan, nos será imposible construir una teoría
que pueda describir y explicar lo que son precisamente las crisis: nuestro modo
de emplear el lenguaje se convertirá en nuestro principal enemigo. De allí la
necesidad de conceptualizar con el mayor rigor posible todos los elementos que
componen nuestro razonamiento, pues ésta es la única vía que permite que el
mismo tenga un significado concreto y determinado. De allí también la aparente
oscuridad de algunos trabajos
científicos, que emplean conceptos específicos, claramente delimitados,
utilizando palabras que confunden al profano.
Otras cualidades específicas de la ciencia, que permiten distinguirla con
bastante nitidez del pensar cotidiano y de otras formas de conocimiento (según
veíamos en 1.3), son las que mencionaremos a continuación:
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Objetividad: La palabra objetividad se
deriva de objeto, es
decir, de aquello que se estudia, de la cosa o problema sobre la cual
deseamos saber algo. Objetividad significa, por lo tanto, que se
intenta obtener un conocimiento que concuerde con la realidad del objeto, que
lo describa o explique tal cual es y no como nosotros desearíamos que fuese.
Ser objetivo es tratar de encontrar la realidad del objeto o fenómeno
estudiado, elaborando proposiciones que reflejen sus cualidades. Lo contrario
es la subjetividad, las ideas que nacen del prejuicio, de la costumbre o de
la tradición, las meras opiniones o impresiones del sujeto. Para poder luchar
contra la subjetividad es preciso que nuestros conocimientos puedan ser
verificados por otros, que cada una de las proposiciones que hacemos se han comprobadas
y demostradas en la realidad, sin dar por aceptado nada que no pueda sufrir
este proceso de verificación.
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Si una persona sostiene: hoy hace más
calor que ayer" y otra lo niega, no podemos decir, en principio, que
ninguna de las dos afirmaciones sea falsa o verdadera. Probablemente ambas
tengan razón en cuanto a que sienten más o menos calor que el día anterior,
pero eso no significa que en realidad, objetivamente, la temperatura haya
aumentado o decrecido. Se trata de afirmaciones no científicas, no
verificables, y que por eso deben considerarse como subjetivas. Decir, en
cambio, ahora la temperatura es de 24oC", es una
afirmación de carácter científico, que puede ser verificada, y que Ben
caso de que esto ocurra podemos considerar como objetiva.
El problema de la objetividad no es tan simple como podría dar a entender el
ejemplo anterior, sacado del mundo físico. En todas nuestras apreciaciones va a
existir siempre una carga de subjetividad, de prejuicios, intereses y hábitos
mentales de los que participamos muchas veces sin saberlo. Este problema se
agudiza cuando nos referimos a los temas que más directamente nos conciernen,
como los de la sociedad, la economía o la política, en todos los cuales puede
decirse que estamos involucrados de algún modo, que somos a la vez los
investigadores y los objetos investigados. Por eso no debemos decir que la
ciencia es objetiva, como si pudiese existir un pensamiento totalmente liberado
de subjetividad, sino que la ciencia intenta o
pretende ser objetiva, que trata de alcanzar un fin que, en plenitud, en
términos absolutos, resulta inaccesible.
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Racionalidad: es otra característica de suma importancia para definir la
actividad científica, que se refiere al hecho de que la ciencia utiliza la
razón como arma esencial para llegar a sus resultados. Los científicos
trabajan en lo posible con conceptos, juicios y razonamientos y no con
sensaciones, imágenes o impresiones. Los enunciados que realizan son
combinaciones lógicas de esos elementos conceptuales que deben ensamblarse
coherentemente, evitando las contradicciones internas, las ambigüedades y las
confusiones que la lógica nos enseña a superar. La racionalidad aleja a la
ciencia de la religión, y de todos los sistemas donde aparecen elementos
no-racionales o donde se apela a principios explicativos extra o
sobre-naturales; y la separa también del arte donde cumple un papel
secundario, subordinado a los sentimientos y sensaciones.
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Sistematicidad: La ciencia es sistemática, organizada en sus búsquedas y en sus
resultados. Se preocupa por organizar sus ideas coherentemente y por tratar
de incluir todo conocimiento parcial en conjuntos cada vez más amplios. No
pasa por alto los datos que pueden ser relevantes para un problema sino que,
por el contrario, pretende conjugarlos dentro de teorías y leyes más
generales. No acepta unos datos y rechaza otros, sino que trata de incluirlos
a todos dentro de modelos en los que puedan tener ordenada cabida. La
sistematicidad está estrechamente ligada a la siguiente característica que
examinaremos.
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Generalidad: La preocupación
científica no es tanto ahondar y completar el conocimiento de un solo objeto
individual, como en cambio lograr que cada conocimiento parcial sirva como
puente para alcanzar una comprensión de mayor alcance. Para el investigador,
por ejemplo, carece de sentido conocer todos los detalles constitutivos de un
determinado trozo de mineral: su interés se encamina preponderantemente a
establecer las leyes o normas generales que nos describen el
comportamiento de todos los minerales de un cierto tipo, tratando de elaborar
enunciados amplios, aplicables a categorías completas de objetos. De este
modo, tratando de llegar a lo general y no deteniéndose exclusivamente en lo
particular, es que las ciencias nos otorgan explicaciones cada vez más
valiosas para elaborar una visión panorámica de nuestro mundo.
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MARCO TEÓRICO
El conocimiento
El conocimiento suele entenderse como:
1. Hechos o información adquiridos por un ser vivo a través de la experiencia o la educación, la comprensión teórica o práctica de un asunto
de referente a la realidad.
2. Lo que se adquiere como contenido intelectual relativo a un campo determinado
o a la totalidad del universo.
3. Conciencia o
familiaridad adquirida por la experiencia de un hecho o situación.
4. Representa toda certidumbre cognitiva mensurable
según la respuesta a: ¿Por qué?, ¿Cómo?, ¿Cuándo?, ¿Dónde?.
No
existe una única definición de "Conocimiento". Sin embargo existen
muchas perspectivas desde las que se puede considerar el conocimiento, siendo
la consideración de su función y
fundamento, un problema histórico de la reflexión filosófica y de la ciencia.
La rama
de la ciencia que estudia el conocimiento
es la epistemología o
teoría del conocimiento. La teoría del conocimiento estudia las posibles formas
de relación entre el sujeto y el objeto. Se trata por lo tanto del estudio de
la función del entendimiento propia
de la persona.
Tradicionalmente
se ha presentado el conocimiento como algo específico del hombre en relación
con la “creencia” en la existencia del alma racional que
hace posible intuir la realidad como verdad.
Se
consideraba que el conocimiento responde a las facultades intelectivas del alma
conforme a los tres grados de perfección de las mismas: alma como principio de
vida y auto movimiento vegetativo, alma sensitiva o
animal y alma humana o racional.
Según
estos postulados todos los seres vivos adquieren información de su entorno por
medio de sus facultades o funciones del
alma:
·
Vegetativa en los vegetales para
realizar las funciones mínimas vitales de nacimiento, nutrición y crecimiento, reproducción y muerte.
·
Sensitiva,
en los animales que produce adaptación y
auto movimiento local e incluye las facultades anteriores. En el grado de
perfección superior aparece la memoria, aprendizaje y experiencia, pero en su grado no se puede
llegar al "verdadero conocimiento" de la realidad.
·
Racional en
el hombre que, además de las funciones anteriores, produce el conocimiento por conceptos que hace posible el lenguaje y la conciencia de la verdad.
Los
seres meramente materiales, inertes,
sin vida y sin alma, no tienen conocimiento ni información alguna acerca del
entorno, como seres completamente pasivos, solamente sometidos a la causalidad mecánica material.
La
experiencia, que es común con los animales dotados de memoria, no ofrece aún
una garantía de verdad porque:
·
Es un conocimiento subjetivo de quien tiene la experiencia sensible;
que es válido sólo
para quien lo experimenta y solo en el momento en que lo experimenta.
En
la actualidad
Una
actividad esencial de todo individuo en su relación con su entorno es captar o procesar
información acerca de lo que lo rodea.
Este
principio fundamental sitúa la actividad humana del conocer en un ámbito
general propio de todos los seres de la naturaleza. El conocimiento, para
el caso del hombre, consiste en su actividad relativa al entorno que le permite
existir y mantenerse y desarrollarse en su existencia. El caso específico humano incluye lo social y cultural.
Tan
fundamental es esta actividad en la vida que todos "sabemos" lo que
es el conocer y el conocimiento, con tal de que no tengamos que explicarlo. Tal es la situación que ocurre
con casi todos los conceptos verdaderamente importantes: la palabra es perfectamente conocida y
su uso perfectamente
dominado. Pero la palabra tiene una amplitud tan grande y su uso unos contextos
tan variados que el concepto, tan rico y lleno de matices, resulta muy difícil
de comprender y explicar.
Por lo
que siguen existiendo numerosas teorías que intentan comprenderlo y explicarlo.
Según Kant Hoy día la ciencia habla de cognición o actividades cognitivas
como un conjunto de acciones y relaciones
complejas dentro de un sistema complejo cuyo
resultado es lo que consideramos conocimiento (1)
Clasificación de las ciencias
Siendo tan vasto el conjunto de fenómenos que nos
rodea, tan polifacéticos y diversos, y teniendo en cuenta que la actividad
científica tiende por diversas razones a especializarse pues cada tipo de problema requiere el
empleo de métodos y técnicas específicas y el investigador individual no puede
dominar bien una gama muy amplia de temas es
comprensible que se hayan ido
constituyendo,
a lo largo de la historia, diferentes disciplinas científicas. Estas ciencias
particulares, que se caracterizan por tratar conjuntos más o menos homogéneos
de fenómenos y por abordarlos con técnicas de investigación propias, se pueden
clasificar de diversas maneras para su mejor organización y comprensión.
Las ciencias que se
ocupan de objetos ideales, y en las que se opera deductivamente, como las
matemáticas o la lógica, son las llamadas ciencias
formales. Las ciencias que se ocupan de los hechos del mundo físico, en
cualquiera de sus manifestaciones, son las que llamamos ciencias fácticas, para
distinguirlas así de las anteriores, incluyéndose entre ellas a la física, la
química, la biología, la sociología, entre otros.
Las ciencias que
tratan de los seres humanos, de su conducta y de sus creaciones son, en
principio, también ciencias fácticas. Entre ellas cabe mencionar a la
psicología, la historia, la economía, la sociología y muchas otras. Pero, como
cuando estudiamos las manifestaciones sociales y culturales necesitamos
utilizar una conceptualización y unas técnicas de investigación en parte
diferentes a las de las ciencias físico-naturales, se hace conveniente abrir
una nueva categoría que se refiera particularmente a tales objetos de estudio.
Se habla por eso de ciencias
humanas, ciencias sociales o
de ciencias de la cultura, como una forma de reconocer lo
específico de tales áreas de estudio y para distinguirlas de las que suelen
llamarse ciencias naturales (llamadas también ciencias físico-natural , con
menos propiedad, ciencias
exactas).
Conviene aclarar que
la clasificación de las ciencias, así como la existencia misma de disciplinas
separadas, posee siempre algo de arbitrario. Se trata de distinciones que se
han hecho para la mayor comodidad y facilidad en el estudio de la realidad,
pero no porque ésta se divida en sí misma en compartimientos separados. Por
eso, históricamente, han aparecido nuevas ciencias, y se han ido modificado
también las delimitaciones que se establecen corrientemente entre las mismas.
Se comprenderá, por
ello, que toda clasificación es apenas un intento aproximado de organizar según
ciertas características a las disciplinas existentes y que muchos problemas
reales no admiten un tratamiento unilateral sino que sólo pueden resolverse
mediante un esfuerzo interdisciplinario. Así el desarrollo económico, por
ejemplo, sólo puede comprenderse a través de conocimientos económicos,
históricos, sociológicos, políticos y culturales; los problemas de la genética
requieren un abordaje doble, químico y biológico, y las matemáticas, que se
incluyen dentro de las ciencia formales, resultan un componente indispensable
en muchas investigaciones que desarrollan las ciencias fácticas.
Por otra parte, según
el tipo de interés que prevalece en la búsqueda de conocimientos, estos pueden
dividirse en puros y aplicados, hablándose en consecuencia también de ciencias puras y ciencias
aplicadas. Las primeras son
las que se proponen conocer las leyes generales de los fenómenos estudiados,
elaborando teorías de amplio alcance para comprenderlos y desentendiéndose al menos en forma inmediata de las
posibles aplicaciones prácticas que se puedan dar a sus resultados. Las
aplicadas, por su parte, concentran su atención en estas posibilidades
concretas de llevar a la práctica las teorías generales, encaminando sus
esfuerzos a resolver las necesidades que se plantean los hombres. De estas
últimas ciencias surgen las técnicas concretas que se utilizan en la vida
cotidiana. De tal manera, por ejemplo, tenemos que de la física y la química
surgen las diversas ramas de la ingeniería, de la biología y la química deriva
la medicina, y así en muchos otros casos. No hay ciencia aplicada que no tenga
detrás suyo un conjunto sistemático de conocimientos teóricos Apuros", y casi todas las
ciencias puras son aplicadas constantemente, de un modo más o menos directo, a
la resolución de dificultades concretas.
La división entre
ciencias puras y aplicadas no debe entenderse como una frontera rígida entre
dos campos opuestos y sin conexión. Una ciencia es pura solamente en el sentido
de que no se ocupa directamente por encontrar aplicaciones, pero eso no implica
que sus logros puedan disociarse del resto de las inquietudes humanas. Entre
ciencias puras y aplicadas existe una interrelación dinámica, de tal modo que
los adelantos puros nutren y permiten el desarrollo de las aplicaciones,
mientras que éstas someten a prueba y permiten revisar la actividad y los
logros de las ciencias puras, poniéndoles también nuevos desafíos.(2)
CONCLUSIONES
·
El conocimiento se adquiere
por medio de la práctica y la experiencia.
·
La tecnología mal
utilizada lleva al mal uso del conocimiento.
·
El conocimiento es
importante para llevar a cabo una acción.
CIBERGRAFÍA
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